Vivimos una recesión económica muy fuerte. Faltan tierras para los campesinos, que cada día emigran más a las grandes ciudades donde se encuentran sin trabajo y sin vivienda; crece la venta ambulante y los trabajos informales; aumenta la inseguridad y la violencia; crece la pobreza.
En los últimos tres años, el impacto de la crisis, ha sido mayor sobre las estructuras familiares de los sectores carenciales. Esto se manifiesta en un descenso de la calidad de vida, el pluriempleo y la salida al mercado de trabajo de jóvenes y niños en edades cada vez más tempranas.
La lucha por la supervivencia implica que los padres se ocupen cada vez menos de los hijos y estos quedan sujetos al cuidado del barrio, de la calle.
SITUACIÓN DE LOS NIÑOS
En Encarnación hay más de 300 niños en la calle y se encuentran en situación de riesgo. En esta población un 37% son menores de 15 años. Se ven niños que apenas saben decir su nombre y ya están trabajando o pidiendo monedas. Algunas niñas son violadas con apenas 2 ó 3 años y otras son sometidas a la prostitución. Otro de los problemas es el castigo que reciben estos niños en sus hogares, muchas veces, por no haber contribuido económicamente en ese día. Estos niños tienen incorporada la violencia en su vida diaria.
Entre las necesidades más destacadas están: la comida, la necesidad de robar para drogarse, y al estar en la calle, no tienen la noción mínima de higiene. La gran mayoría no va a la escuela y casi la totalidad carece de documentación alguna, lo que obstaculiza su escolarización. Preocupante es su alimentación , pues comen alimentos escasamente nutritivos.
Los lugares más concurridos por los niños son las casas de juego, uno de los principales «ganchos» para que permanezcan más tiempo en la calle.
La venta incontrolada de «cola de zapatero» (pegamento que inhalan como droga) es otro motivo por el que se acrecienta la mendicidad.
Impacta la gran sinceridad con que manifiestan su vida, sus problemas, sus sueños. A pesar de que ya viven la vida como adultos, no pierden la inocencia propia de un niño. Es eso lo positivo que se rescata y es lo que se debería defender y valorar.
RESULTADO ESPERADO
El objetivo de la Casa del Niño Mita Roga de San José es que los niños crezcan integralmente, vivan con dignidad y tengan una formación cristiana. Se formen para ser ciudadanos útiles y responsables y puedan insertarse en la sociedad. «La familia es la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan» (Vaticano II. LG 52,47,48)